Un estudiante universitario recién llegado a Madrid y venido de su pueblo, expectante, inquieto, asombrado. Una niña encerrada en sus sueños y en la cárcel. Un tendero ordenado y enamorado. Una anciana bellísima, viva en el abismo de sus recuerdos. Otro universitario, desorientado y genial. Un profesor de Filosofía, elegante y amigo. Una prostituta dulce, maestra. Otra universitaria, triste y alegre, dueña de sus ilusiones, libre. Un abogado de Sevilla, empeñado en el precipicio de la verdad, justo y cabal. Un detective de película, afable y discreto. Una bruja loca, dos veces condenada por sus demonios y sus ángeles…
Estas son algunas de las personas que me encontré en este viaje y en las calles altivas y las plazas mojadas y los bares abiertos y las aulas radiantes y la cárcel de arcilla y la pensión tranquila que visité con ellas entre humo, alcohol, música, poesía, muerte, soledad, justicia, secretos y risas.